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El poder curativo de la naturaleza

Ya en el siglo IV a.C. el célebre médico y filósofo griego Hipócrates hablaba de la importancia de la naturaleza para la salud del ser humano y de la terapia de las enfermedades. También en la antigua Grecia había clínicas con jardines acondicionados para sus pacientes, en las que, además, se prescribían estancias en la naturaleza como parte integrante del tratamiento. Los médicos incluso prescribían a sus pacientes la experiencia de la naturaleza tras abandonar la clínica. Estos hospitales se denominaban la clínica. Estos hospitales se denominaban Asclepieia, por Asclepios, el antiguo dios griego del arte de la curacion.

Asimismo, en los centros de formación para los médicos los jardines y la naturaleza desempeñaban un papel nada desdeñable. La medicina del futuro volverá a orientarse hacia estos antiguos modelos y la relación hombre-naturaleza será un rasgo integrado en las terapias para tratar enfermedades físicas y psíquicas, pero ante todo en salud preventiva.

En la ciencia moderna desarrolla avances gigantescos para descubrir el origen de las enfermedades. No obstante, muchas “enfermedades comunes” no se acogen a unos patrones de fácil explicación. Un 60% de las causas del menoscabo de la salud, las enfermedades crónicas y la muerte prematura no se remiten a desencadenantes claros como agentes patógenos, contaminantes del medio ambiente, factores genéticos. Y la búsqueda de causas en el caso de trastornos psíquicos es un más compleja.

Al igual que el ser humano es completo en su pluralidad, los procesos en nuestro cuerpo y en nuestra mente son también muy complejos. Las relaciones de complejas que se establecen con otras personas, animales y plantas son equiparables a las que mantenemos con nuestro espacio vital y con la naturaleza. Y las del plano psíquico y físico no lo son menos. estamos expuestos a toxinas, tenemos estrés, presión de rendimientos problemas psíquico-sociales y tal vez fumamos o bebamos mucho alcohol o no nos alimentamos de una manera equilibrada. Por otro lado, el aire forma parte del medio en el cual nos desenvolvemos y absorbemos de la naturaleza sustancias que favorecen la salud, a través de los pulmones y la piel. Absorbemos sustancias saludables también con los productos alimenticios, cada vez mas contaminados con pesticidas y fertilizantes artificiales y se perfeccionan técnicas genéticas. En resumen, estamos sujetos a una red casi inabarcable de influencias positivas y negativas en todos los planos de la vida que no deben pasar desapercibidas. Por eso, el hecho de estar sanos o enfermos no es algo que pueda atribuirse en general, a un solo factor.

Hasta que punto es compleja nuestra imbricación con la naturaleza, las plantas, los animales y los paisajes es algo que se ha puesto en evidencia. Sanar significa hacer todo de nuevo. Si pretendemos obtener este logro a futuro, no pueden desatender los espacios vitales naturales de nuestro entorno ni nuestra relación con estos.

Entender al ser humano como parte de la naturaleza, como parte de la red intrincada de la vida significa abrir nuevas perspectivas y posibilidades para otro tipo de tratamientos en ámbitos de la medicina y psicoterapia. El sistema inmunitario es la base de nuestra salud; y sus repuestas constituyen uno de los fenómenos mas complejos del cuerpo humano. No seria exagerado decir que las influencias de la naturaleza son agentes indispensables para el buen funcionamiento del sistema inmunitario y, evidentemente para el organismo humano. El cuerpo humano este modelado en unión con la naturaleza y trabajo desde la aparición de nuestra especie, en interacción con ella. Por tanto, no solo somos parte de la naturaleza si no que, también es parte de nosotros.

Las fronteras son difusas; el ser humano no acaba en la superficie de la piel, como ya se ha visto en la medicina general y el sistema inmunitario del cuerpo. Ah surgido una diciplina científica relativamente nueva psico-neuro-inmunología, cuyo fin es investigar como influye la psique sobre el sistema inmunitario y viceversa: de que modo el sistema inmunitario actúa sobre la psique. El sistema nervioso es aquí el mediador entre el cuerpo y la mente. De ahí el concepto psique “neuro”- inmunología.

Si partimos de la idea del que el cuerpo humano no termina en los límites de cuerpo, entonces sería preciso añadir además tres letras: “eco”. Me resulta fácil imaginar que la ciencia del futuro podría llamarse: eco-psico-neuro-inmunología. Se ocuparía de estudiar el sistema extremadamente complejo entre la mente, el sistema inmunitario y la naturaleza. Estos tres pilares constituyen una red funcional que deben entenderse como pertenecientes al conjunto.

Médicos y psicoterapeutas podrían aplicar este conocimiento en consecuencia, al entender al ser humano como parte del sistema de la “naturaleza”, con el que está vinculado con el origen de las especies y también a la naturaleza como parte del hombre, o sea, formado recíprocamente una unidad funcional. De este modo la alineación de la naturaleza y sus influencias se contemplarían de por si como otro factor susceptible de influir en la contracción de enfermedades y trastornos, porque esta alineación implica que una parte de la persona es prácticamente “cercenada” al ser privada de lo que realmente necesita para el funcionamiento de lo que necesita. El origen de muchas enfermedades es más fácil comprender cuando no solo nos ocupamos de las influencias negativas que se ven, si no también aquellas influencias positivas y necesarias para la vida y propias de la naturaleza de las que crecemos.

 

Autor: Clemens G. Arvay. Libro el efecto biofilia

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